La capital de Rumanía, centro cultural y económico de todo el país, fue fundada hace más de quinientos años, y hoy muchos la denominan "El pequeño París" debido a sus grandes avenidas repletas de vegetación, a sus cafés abiertos con extensas terrazas y a los barcos que navegan por sus lagos y ríos.
Una de las características más sorprendentes de Bucarest es la mezcla ecléctica de estilos arquitectónicos, empezando por la Curtea Veche (el patio viejo), las ruinas del Palacio de Vlad Tepes del siglo XV (el fundador de la ciudad y al mismo tiempo la fuente de inspiración para el personaje Drácula), pasando por iglesias ortodoxas, hasta la arquitectura estalinista pesada del período comunista y el Palacio del Parlamento, un edificio colosal, con seis mil habitaciones, la segunda construcción más grande del mundo.
No te puedes perder el Arco de Triunfo en la impresionante Avenida Kisseleff, que en primavera se llena de esplendorosos árboles florecidos. Tampoco puedes dejar de visitar el Museo de la Aldeasituado al aire libre en el parque Herastrau, cerca del Arco de Triunfo. Aquí verá ejemplos de la arquitectura y de la artesanía popular de toda Rumanía, hasta las famosas iglesias de madera del Maramures.
La vida artística de la ciudad ha estado siempre a la altura de su apodo parisiano, y hoy es más activa que nunca. La Opera nacional guarda siempre un repertorio clásico. En el espléndido edificio de estilo neoclásico del Ateneo Rumano tienen lugar conciertos internacionales producidos por la Orquesta Filarmónica George Enescu. Podrás disfrutar de la música clásica a precios populares.