Santorini, toda blanca y azul, toda agua y fuego. Existe una teoría según la cual en Santorini pudo haberse encontrado la perdida Atlántida.
Thira, la capital, es quizás el pueblo más bello y singular del Egeo. Se asoma al extremo de un precipicio que mira sobre el hueco dejado por el volcán. Este hueco se conoce como Caldera, ahora ocupado por el mar. Destacan sus catedrales, tanto la católica como la ortodoxa y su museo arqueológico.
El principal puerto es Acinios, está comunicado con Thira con un funicular o con cientos de peldaños. Se puede subir a pie o a lomos de los numerosos burros que realizan esta costosa labor diariamente. Asimismo, desde este puerto parten las barquitas que realizan las excursiones a las islas interiores de Nea Cameni, con sus aguas calientes, Palea Kameni y a la bellísima vecina Thirassia, que surge como una copia de Santorini pero junto al sorprendente islote de Aspro. Pero entre todos destaca el pueblo de Ia, desde donde se puede disfrutar del más bello atardecer, asomados desde el acantilado a las aguas del Egeo. Es un pueblo que conserva toda su tradición y autenticidad de ambiente tranquilo y sosegado, con las casas de intensos colores sobre la blanca cal, palacios y casas señoriales.