Irlanda posee una belleza especial reflejada en sus innumerables mantos de verde. Tan encantadoras son las pequeñas aldeas como sus tranquilos ríos, lagos y castillos. Tan encantador como cálido su ambiente magníficamente resumido en un proverbio: `Un extraño es un amigo al que aún no se conoce´.
Lugares de interés:
El centro-este del país corresponde a Dublín y su región. Es la zona más densamente poblada y la que recoge buena parte de su atractivo patrimonio cultural y artístico en forma de museos. Los condados del sur es la zona con más sol del país, es el mejor lugar para ir a la playa y bañarse en el mar. El sudoeste del país, es donde se encuentran las ciudades de Cork y Kerry. Sus alrededores están dotados de una sorprendente vegetación. También destacan los pueblecitos que se encuentran esparcidos por toda la costa sudoeste, que salpican de colorido el, a veces, opaco paisaje. La zona del oeste engloba el condado de Clare, con su abrupta costa, las bonitas islas de Aran, el Connemara y la región de Galway. Es quizás la zona más desfavorecida del país, y es donde la cultura y la lengua gaélica tienen un feudo casi inexpugnable para la cultura inglesa.
La zona del valle del Shannon es un lugar ideal para la pesca y para los amantes de la ornitología. Por último, la región noroeste, poco habitada e inhóspita, es más bien lugar de paso.
Curiosidades:
Una de las actividades más gratificantes que pueden realizarse en Irlanda es la de presenciar y, en el caso de los más atrevidos, también participar en las sesiones de danza que surgen espontáneamente en el transcurso de las veladas en los pubs. Dejarse llevar por la música puede convertir una noche cualquiera en una experiencia inolvidable para un observador no habituado a tales muestras de desparpajo e improvisación. Estos bailes, acompañados por la música celta, omnipresente en todo pub que se precie, constituyen una de las muestras más auténticas que la sociedad irlandesa ofrece a sus visitantes.