Fundada en 1506 por el conquistador español Juan de Esquivel bajo el nombre de Salvaleón de Higüey, la ciudad simplificó su nombre a Higüey, nombre que recibía, y todavía recibe, el antiguo cacicazgo más occidental de la isla de La Española que la República Dominicana comparte con la República de Haití. Su espíritu resistente la llevó a ser una de las últimas conquistas de la dominación colonial española, circunstancia que se vio favorecida tras el alejamiento de la ciudad de la costa, donde se encontraba originariamente, tras sus primeras décadas de vida.
Aunque toda la región ha presentado, historicamente, una economía tradicional basada en el cultivo de caña de azúcar, jengibre y cacao, Higüey es conocida por el culto católico en el Santuario de Nuestra Señora de Altagracia, lo que evitó que cayera en el aislamiento pese a la mencionada distancia que la separa del Mar Caribe y de los principales puertos del país.
Sin embargo, la explosión del turismo global ha convertido Higüey en uno de los destinos veraniegos más solicitados por los viajeros de todo el mundo debido a sus majestuosas playas de arena blanca y aguas cristalinas, que constituyen el principal foco de interés para la mayoría de visitantes.