Como dijo García Márquez, me bastó dar un paso dentro de la muralla para verla en toda su grandeza a la luz malva de las seis de la tarde y no pude reprimir el sentimiento de haber vuelto a nacer.
Cartagena de Indias es una ciudad adictiva de la que resulta difícil escapar; es el lugar ideal para pasear por sus callecitas adoquinadas, bajo enormes balcones cubiertos de flores, junto a enormes iglesias que proyectan su sombra en las plazas.