The Cathedral Hostel

7 personas en una habitación que se suponía de seis (y ya era pequeña para seis). Además de las tres literas, había una cama plegable donde dormía un señor que decía vivir y trabajar allí y tenía cajas con sus pertenencias (mi mochila cupo a duras penas a los pies de la litera). La litera daba la sensación de que iba a volcar cuando subías por la escalera, poco estable. Sin enchufes cerca de la cama, instalación eléctrica antigua, tuve que dejar mi móvil cargando en el suelo en la otra punta de la habitación, en el único enchufe libre. Las taquillas enanas, la mochila la dejé fuera, en el suelo, porque tampoco hay mesa ni taburetes (de hecho, no caben en la habitación de lo pequeña que es). La puerta de la habitación sin cierre. No hay personal a partir de las 22 horas, huéspedes hablando a voz en grito de madrugada sin nadie que controle. Duchas pequeñas, mixtas y sin intimidad, me duché con agua fría y las otras dos chicas que había en las otras duchas también. La chica de recepción me dijo que no era algo habitual, sin embargo he leído comentarios en otras páginas de más gente a la que le ha pasado. Se oye todo de una habitación a otra.
En definitiva, no es un hostel, es sólo un piso antiguo bien situado al que le quieren sacar el máximo rendimiento amontonando gente, pero que no está acondicionado para tal efecto. Es el hostel más cutre en el que he estado hasta la fecha, y eso que he estado en muchos en otras ciudades españolas y europeas. Menos mal que sólo fue una noche.