Un 3 estrellas a precio de 5 estrellas.
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2.5
Ubicación
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2.5
Decoración
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0
Gastronomía
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0
Habitación
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0
Instalaciones y servicios
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7.5
Atención del personal
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0
Limpieza
Mi pareja y yo nos alojamos 5 noches desde el 10 de agosto y desde un primer momento la experiencia fue nefasta. Llegamos al hotel a las 12 y hasta las 15 no se podía ocupar la habitación, por lo que tuvimos que cambiarnos de cualquier manera en un cuarto con duchas, pero sin vestuarios...Cuando pudimos subir a la habitación, la caja fuerte no funcionaba y la limpieza no era una maravilla: habitación vieja, manchas de pintura en las cortinas, tapicería de las sillas con manchas, cama mal hecha, almohadas pequeñas, baño muy mal cuidado (asideros rotos, grifos y espejo desgastados...sin champú). Eso sí, había dispensador de bebidas alcohólicas en el minibar y la nevera funcionaba muy bien.
Tras estas primeras impresiones bajamos a recepción a quejarnos y el trato fue pésimo, tanto por parte del empleado como del encargado español de recepción. El gerente no quiso atendernos y se negaron a darnos una hoja de reclamación oficial. La comida del buffet con muy poca variedad, de mala calidad y elaborada sin ganas: res durísima e incomible, cerdo reseco, pollo pasable (pero se acababa pronto) y pescado indescriptible (nunca ponía el pescado que era). Se salvaban la estación de nachos y las hamburguesas. Postres correctos, pero siempre los mismos.
Las cenas un poco más variadas, pero igualmente comida de baja calidad y mal preparada.
Los desayunos sí estaban bien. Buena variedad de panes y dulces. Yogures y frutas. Huevos de toda clase y estación para elegir tu propia tortilla. Zumos y batidos naturales (aunque aguados). De los restaurantes a la carta no puedo opinar porque en los 5 días que estuvimos no conseguimos reserva. Hay que hacer cola para reservar desde las 18h y a las 18:45 ya no daban más mesas.
Bebidas de segundas marcas. Sólo podías pedir ron centenario (ron normalito de Costa Rica) en los bares de arriba y lo tenían escondido para que la gente no lo pidiera.
A partir del lunes, como bajó la ocupación empezaron a cerrar cosas: restaurante Liberia para almuerzos, bar del teatro y el restaurante Furama a la carta.
La piscina la cerraban a las 18h. No había servicio ni bar en la playa.
El trato del personal, a excepción de recepción, bueno. Especialmente por parte de Javier (mantenimiento), Jesús (camarero del restaurante en las comidas) y Gochi (del sports bar). Las actuaciones bastantes buenas, equipo de animación muy competente.