Pere Arquillué dirige esta versión de la obra ineludible de Yasmina Reza.
Un déu salvatge es ya un clásico contemporáneo. Yasmina Reza, actriz, novelista y dramaturga francesa, es una de las más hábiles y desgarradoras retratistas de las contradicciones, inconsistencias y flaquezas del ser humano. Donde pone el ojo pone la bala, constatando de forma acertada que los seres humanos tendemos, en general, al patetismo.
Desde que en 2016 entré en el universo teatral de Yasmina Reza con el montaje Art, quedé impresionado con la manera de que esta autora es capaz de retratar, a partir de situaciones cotidianas y con un humor “salvaje”, los impulsos más primarios y la falta de moral y de respeto que nos tenemos unos a otros, en una sociedad que nos conduce cada vez más al gregarismo más “salvaje”, pero que, por otra parte, es cada vez más “salvajemente” individualista y egoísta.
Juego. La autora nos invita sobre todo a jugar. No sólo al actor, sino también al espectador. Partiendo de un sencillo argumento, Yasmina Reza despliega un juego teatral de altos vuelos y una esgrima verbal de una altura extraordinaria. Y nos interpela componiendo una caricatura de la naturaleza humana, una sátira de la sociedad actual, en la que el compromiso no está dictado por la defensa de unos ideales, sino por la defensa de los intereses particulares. Una pelea de niños mayores, vaya...
Para intentar llegar a esta esencia de forma sencilla, pero con toda su complejidad, necesitaba unos compañeros de viaje y un equipo artístico de primer nivel. Con la complicidad de todos ellos intentaremos pasar un buen rato a la vez que reflexionaremos sobre nuestra sociedad, con una obra de teatro que brilla por su vivacidad y su humor.