Esto es sólo un solo. Un solo insignificante. El universo seguirá siendo el mismo, tanto si este solo existe, como si no. El caso es que existe
Un gesto en medio de la inmensidad. Un grito en medio del desierto. A modo de confesión personal, el percusionista Mario G. Cortizo nos deja entrar en su cocina, en su laboratorio de artesano sonoro, para ofrecernos un friso en tres partes.
En su solo, micrófono en mano, comparte con el público su anti-credo ante la vida moderna, pero sobre todo su sorpresa ante un presente lleno de contradicciones, donde silencio y ruido, calma y nervio, paz y sangre están siempre en tensión.
Mario G. Cortizo: Lalín, Pontevedra (1986) Soy un músico inquieto: percusionista, compositor y creador sonoro especializado en música clásica, contemporánea y músicas del mundo. Trabajo a medida, escuchando la individualidad y buscando un sonido único y singular para cada proyecto, trascendiendo estilos o formas musicales concretos.
Los retos artísticos que se me presentan me permiten investigar, improvisar y jugar para ampliar lenguajes sonoros, siempre teniendo en cuenta la interdisciplinariedad de cualquier manifestación artística.