Había una vez una niña muy bonita. Su abuela le regaló una capa roja y la llevaba tan a menudo que todo el mundo la llamaba Caperucita Roja. Un día, su madre le pidió que llevase unos pasteles a su abuela que vivía al otro lado del bosque, pero no tenía que entretenerse por el camino porque el bosque era muy peligroso ya que siempre andaba acechando por allí un lobo…
¿Les suena? Así comienza «Caperucita roja, tu primera ópera», uno de los cientos de cuentos de tradición oral que recopilaron los hermanos Grimm en los albores del siglo XIX y que se encuentra entre los más conocidos y narrados desde su publicación. Este icono de la cultura popular se ha representado tanto en cine como en televisión y teatro en numerosas ocasiones. Menos conocida es su transcripción para teatro musical porque como tal, no existe una adaptación única. Esta producción con dirección musical de Alexandra Andreeva y dirección escénica de Miguel Ribagorda ofrece por un lado las músicas incomparables de Wolfgang Amadeus Mozart y por otro un texto adaptado en el que se ha tenido en cuenta tanto la versión de los hermanos Grimm como la del texto original de Charles Perrault.
Éste es quien, por vez primera, recoge esta leyenda que incluye en un volumen de cuentos publicados en 1697 del que los hermanos Grimm la extrajeron para adaptarla a su época. La versión original destaca por ser, más que un cuento, una leyenda cruel destinada a prevenir a las niñas de encuentros con desconocidos.
La versión de los hermanos Grimm es más inocente añadiendo un final feliz incorporando la presencia de un leñador, que alertado por los ronquidos del lobo una vez que se ha comido a su abuela y a Caperucita, mata al lobo y las libera.